domingo, 14 de noviembre de 2010

Adiós al maestro





Con la muerte de Luis García Berlanga desaparece un referente ineludible del cine del siglo XX. De su capacidad de analizar la realidad, junto con Bardem, Mihura y Rafael Azcona -su guionista de cabecera- nacieron cintas que son reverenciadas por la crítica, que tuvieron una gran acogida popular y que han pasado a formar parte de la memoria sentimental de este país. Con ¡Bienvenido Mister Marshall!, Calabuch, Plácido, El verdugo y La escopeta nacional (sin olvidar La vaquilla) se dibuja una filmografía que convierte a Berlanga en un clásico absoluto, un maestro en la disección de la sociedad española bajo el franquismo y en los primeros años de la transición.
A diferencia de otros cineastas que pusieron el acento en la crónica política o en la estética surrealista, la carrera de Berlanga se basó en una combinación genial entre el humor negro, el retrato costumbrista y una afilada crítica social, una mezcla explosiva de la tradición sarcástica y del realismo que le permitió afrontar su contribución artística con un espíritu libertario e individualista, aspectos siempre presentes en su producción. Berlanga dibujó la España negra con los trazos de una comedia ácida con americanos inexistentes, de un alegato furibundo contra la muerte y la dictadura, contra la injusticia, contra la hipocresía y el fascismo. Pero siempre con los parámetros de la sonrisa. Una sonrisa que, a menudo, se nos helaba en la cara, conscientes de asistir, en un elevado ejercicio de mordacidad inteligente, a un retrato de nosotros mismos y de nuestro tiempo. En definitiva, un clásico.



Fuente.

Charles Bukowski.





«Muéstrame un hombre que viva solo y tenga una cocina perpetuamente sucia, y cinco veces de cada nueve se tratará de un hombre excepcional»

Charles Bukowski, 27-6-67, hacia la 19.a botella de cerveza.



«Muéstrame un hombre que viva solo y tenga una cocina perpetuamente limpia, y ocho veces de
cada nueve se tratará de un hombre de cualidades espirituales detestables».

Charles Bukowski, 27-6-67 hacia la 20.a botella de cerveza.